Nuestra Orden guarda, desde el mismo momento de su fundación, un tesoro que se va legando de generación en generación con el fin de hacer realidad el mandato de nuestros fundadores, recogido en el Título I de nuestra Constitución Internacional (CI), que con muy escasas modificaciones aparece en todas sus ediciones desde el año 1920.

La Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain, continuadora de la obra de la Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia Le Droit Humain, nacía con una filosofía marcadamente feminista, pues no de otra manera se debe interpretar su preocupación por la situación de la mujer, con el propósito de trabajar para ejercitar los principios de libertad, igualdad y fraternidad y para obtener, para todos los seres humanos, el más alto desarrollo moral, intelectual y espiritual, condición básica de la felicidad que le es posible conseguir a cada persona en una humanidad fraternalmente organizada.

Si queremos que la mujer tenga, en la Humanidad, los mismos deberes que el hombre y los mismos derechos que él en la familia y en la sociedad, es porque pensamos que, sin la igualdad entre ambos, no se puede establecer el equilibrio, y que sin esta igualdad completa, no podemos alcanzar la paz entre los pueblos de toda la Tierra. [1]

Es posible que, con el paso del tiempo y la creencia en la mejora de la situación de la mujer y la infancia, y el acceso a los bienes culturales de grandes capas de la sociedad hayamos ido bajando la guardia y olvidado en parte nuestras obligaciones como masonas y masones de Le Droit Humain. La realidad es que ni todas las mujeres de la tierra, ni todos los niños del mundo disfrutan de un mínimo de derechos y que incluso quienes los tienen nominalmente viven en una negación real de ellos. Algo parecido podemos afirmar del acceso a los bienes culturales cuando observamos como la cultura de masas se basa en lo efímero y en el cambio continuo e insustancial.

El MIH Georges Martin encabezaba los boletines con el siguiente texto:

Las religiones se ocupan de las relaciones que los seres humanos deben mantener con el PODER DIVINO, para merecer y obtener la felicidad eterna tras su muerte.

La Francmasonería Mixta agrupa bajo su bandera a los SERES HUMANOS de TODAS LAS RAZAS, RELIGIONES Y NACIONES, con el fin de buscar continuamente y en común, los medios de asegurar a cada cual la mayor cantidad de bienestar material y de felicidad durante su vida.

Las RELIGIONES dividen a la HUMANIDAD, la FRANCMASONERÍA MIXTA desea unirla”

Parece meridianamente claro que este mensaje, repetido sistemáticamente en el encabezado de los Boletines, tenía como finalidad dejar claro que el trabajo de las masonas y los masones de Le Droit Humain debía reducirse al mundo real y que lo sobrenatural quedaría, en todo caso, en la esfera exclusivamente privada de los seres humanos.

No parece extraño entender de lo anterior que la lucha por excluir la influencia religiosa de la vida civil debe ser tan prioritario para las masonas y masones de Le Droit Humain, como la defensa de los derechos de la mujer y la infancia y que en consecuencia debemos ser actores principales en los movimientos laicistas españoles.

Volviendo a lo dicho al principio: “… nos encontramos especialmente preparados para dedicarnos a las cosas del planeta en el que vivimos…” parece importante señalar, en ese orden de cosas, que es nuestra obligación preocuparnos de cuestiones tangibles y que resultan hoy urgentes, aunque algunas no fueran señaladas en el momento fundacional; el medio ambiente es hoy una preocupación altamente compartida y a la que no podemos ser ajenos; lo mismo por lo que se refiere a la búsqueda de la paz y la defensa de la democracia, que habrán de ser preocupaciones permanentes en nuestras reflexiones y trabajos, por ser evidente que nada puede ser dado por inmutable, y que aquello más querido debe ser cuidado y defendido cada momento de cada día.

Vivimos en un mundo en el que la búsqueda de la verdad se ha transmutado en el imperio de la mentira científicamente distribuida; en el que por doquier se impone el abotargamiento de las conciencias mediante sofisticadas técnicas de manipulación y propaganda, y el pensamiento crítico comienza a ser rara avis, cuando no se ve sustituido por la adopción de cualesquiera teorías conspiratorias por descabelladas o peregrinas que nos parezcan. Es por ello que el mandato constitucional de búsqueda de la verdad se hace más complicado y, al mismo tiempo, nos exige una mayor insistencia en la lucha contra todas las formas de manipulación que vemos poner en marcha día a día.

Nuestras Logias deben convertirse en aulas en las que formar a ciudadanas y ciudadanos libres y comprometidos con los principios que nos mueven, todo ello en base al método que hemos elegido que no es otro que el ritual y simbólico, mera herramienta con la que conseguir los fines que prometemos o juramos perseguir y conseguir.

No debemos olvidar otra herramienta fundamental, el método de construcción enmarcado en el REAA y que facilita, alejándonos de la confrontación, construir desde la coincidencia para elevar el edificio que construimos al Progreso de la Humanidad o, como se decía hasta no hace demasiados años, A la Gloria de la Humanidad.

La Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia Le Droit Humain, tenía como lema Bien Pensar Bien Decir Bien Hacer, y sería bueno, en mi opinión, que hiciésemos nuestra la filosofía que encierra, pues seguramente resultaría un buen antídoto para algunos de nuestros más recurrentes errores.

Iniciamos un curso tras dejar atrás los duros años de la pandemia y las postpandemia, en el que no faltan otras preocupaciones que aparecen en el horizonte más próximo, a pesar de todo debemos tener esperanza y trabajar para acercarnos a las metas  que nos marcan nuestros principios, el tesoro de nuestra Orden y que nos puede hacer conectar con la sociedad si no dedicamos nuestro tiempo a banalidades más propias de un acendrado egocentrismo que de quienes dicen trabajar en pro del Progreso de la Humanidad.

Es hora, mis queridas Hermanas y Hermanos, de comenzar a trabajar fuera la obra comenzada en el Templo

Pedro José Vila Santos

Presidente

[1]MIH Georges Martin, B.I. abril de 1908, pág. 377 ss.