El pasado 1 de octubre se cumplieron noventa años de la aprobación del voto de la mujer.

La diputada masona Clara Campoamor entabló entonces un encendido debate contra la también diputada Victoria Kent, agria disputa en cuyo fondo latía la consideración o no de la mujer como ciudadana, tal y como la propia Campoamor destacaría. La participación política a través del voto parece ser hoy día un consenso universal que no tiene discusión y es la base del ser ciudadano, pero, por aquel entonces, los argumentos “políticos” aún prevalecían sobre la defensa de los derechos de la mujer sacrificándolos en aras de aquellos.

Hoy, tras 90 años desde su aprobación en España, quedan aún muchos países en los que la mujer sigue siendo poco menos que un ser sin identidad y sin posibilidad no ya de votar sino de vivir una vida plena como ciudadana o como ser humano de pleno derecho, capaz de decidir en cualquier asunto de la vida social o política. Afganistán, Siria, Irak, Yemen… son tan solo algunos ejemplos. Pero, incluso en aquellos países en los que tanto se ha avanzado por el reconocimiento de los derechos de la mujer, queda aún un largo camino que recorrer hasta llegar a la plena igualdad. Los países más avanzados, especialmente en el mundo occidental, siguen sufriendo desigualdades estructurales de hondo calado. La violencia de género, la desigualdad económica, el techo de cristal que impide a las mujeres llegar en igualdad de oportunidades a los cargos más relevantes de la vida académica o empresarial son tan solo algunos ejemplos.

En estos días de tan honda significación para la Mujer la Orden Masónica Mixta Internacional del Derecho Humano-le Droit Humain, no puede dejar de recordar a estas mujeres, hermanas, que ven sus existencias tan duramente limitadas por el mero hecho de ser mujeres.

Esta Orden, nacida allá por el 1893 de la mano de Marie Deraismes, enconada feminista y luchadora por la Igualdad, plenamente inscrita en lo que hoy entendemos como primera ola del movimiento feminista, y George Martin, jurista y declarado defensor de la igualdad, fue pionera en la inclusión de la mujer en pie de igualdad con el hombre. Hasta entonces, las mujeres o bien eran excluidas de la masonería o debían trabajar en las denominadas logias de adopción. Así, el fundamental objetivo que mueve la creación de esta organización ha sido el de conseguir la igualdad de género en todo el mundo, como así lo garantiza y atestigua su carácter internacionalista.

Marie Deraismes morirá antes de ver cumplido su objetivo, que será felizmente llevado a cabo por su compañero George Martin. En 1894 se crearía el primer Gran Consejo, órgano coordinador de la masonería mixta en el mundo, bajo la presidencia de María Martín. Hoy, esta orden está implantada en más de 60 países de los cinco continentes y cuenta con más de 35.000 miembros activos. Inglaterra, Francia, Holanda, Bélgica, Italia, España, Portugal, Canadá, EE. UU., Sudamérica, India… La Orden Masónica Mixta Internacional El Derecho Humano está presente en prácticamente todo el mundo. En España, su creación tendrá lugar el 30 de marzo de 1923 de la mano de Manuel Treviño, fusilado en 1939 por Franco por su pertenencia a la masonería. Tras la Guerra Civil hubo de interrumpir sus trabajos por la inclemente persecución del régimen franquista a la masonería. Tras la aprobación, en 1978, de la Constitución española volvió a abrir sus puertas y desde entonces ha seguido trabajando por el Progreso de la Humanidad bajo el auspicio de la laicidad, tercer principio fundacional de esta Orden.

Con la creación e implantación de esta organización la igualdad de hombres y mujeres en la masonería se hizo irreversible. Poco a poco, e inspirada por ella, las demás organizaciones masónicas fueron dando entrada a las mujeres en sus respectivas logias. El ejemplo había cundido y cual espigas extendidas por el viento, hoy la presencia de las mujeres en las filas masónicas es indiscutible.

Conscientes de que la plena igualdad no será real mientras quede en cualquier rincón del mundo una sola mujer que vea sus derechos limitados, el mensaje y los principios fundacionales siguen plenamente vigentes y la OMMIDH, organización filosófica y filantrópica sigue trabajando dentro de sus logias por la consecución de un mundo más justo, más libre, igualitario y fraternal.

Luz Modroño