El albañil dispuso
los ladrillos.
Mezcló la cal, trabajó
con arena.

Hombros redondos, cejas
sobre unos ojos serios.

De un lado a otro iba
con tranquilas manos el albañil
moviendo materiales.

Y al fin de la semana,
las columnas, el arco,
hijos de cal, arena,
sabiduría y manos,
inauguraron
la sencilla firmeza
y la frescura.

Ay, qué lección
me dio con su trabajo
el albañil tranquilo.

Pablo Neruda (poeta chileno) (1904-1973). Premio Nobel de Literatura (1971) – Tercer libro de las odas