Estas fechas son una buena ocasión para, mirando al futuro, preparar el listado de las acciones a acometer en los siguientes doce meses y como no podemos ser ajenos a los principios que inspiran nuestra filosofía masónica y que debemos esforzarnos por trasladar a nuestra acción en el mundo profano, creo que para ello la regla del bien penser, bien dire y bien faire, que fue divisa de nuestros predecesores, puede resultar una magnífica fórmula.

Los siguientes siete puntos extraídos de un trabajo publicado por el  Hermano Claude DELBOS hace ya diez años y que, en mi opinión, continúan plenamente vigentes sobre cuáles son los deberes de quienes nos encuadramos en las filas de la masonería adogmática, en la que sin la menor duda se encuentra Le Droit Humain pues no en balde el Artículo 4 de la Constitución Internacional dice: “La Orden no profesa ningún dogma y rechaza todo dogmatismo…” pueden resultar una magnífica guía para nuestro trabajo:

  • Luchar por la libertad absoluta de conciencia
  • No usar ningún libro sagrado en la logia
  • Aceptar el diálogo sobre todos los temas
  • Poner el bien humano en el centro de la moralidad
  • Trabajar por el progreso de la humanidad
  • Apoyo al laicismo
  • Defender la Democracia

Obviamente no es posible identificarse con unos sí y otros no, la masonería adogmática exige una posición clara y firme en todos y cada uno de ellos aunque cuando nos movemos en el terreno de lo espiritual resulte evidente que se deba reducir al ámbito estrictamente privado y sin que nuestra posición en esas cuestiones contamine nuestro trabajo masónico o profano.

Además de esos puntos, que serían comunes a todas las personas que se encuadren en la masonería adogmática, los miembros de Le Droit Humain tenemos exigencias específicas nacidas de nuestro máximo texto legal y de la Historia de nuestra Orden, la Constitución Internacional y la Proclamation de Le Droit Humain documentos ambos de exigible conocimiento por todos los miembros de nuestra Orden y que por tanto resultaría ocioso mencionar en este momento.

Tal y como recoge la Proclamation de Le Droit Humain, Artículo 8-2, la vida humana es inviolable y por ello debemos alzar nuestra voz para denunciar toda acción que tenga como efecto la muerte de cualquier persona, máxime si ello implica la muerte de no combatientes, lo que se conoce eufemísticamente como civiles, incluso niñas y niños, hasta alcanzar niveles que solamente podemos calificar como genocidio o limpieza étnica. No podemos admitir como excusa el que se trata de actos que se producen como respuesta al ataque terrorista de una banda armada, pues es evidente la asimetría y que a todo Estado pretendidamente democrático se le debe exigir un plus de justicia en sus actos y el sometimiento a la legalidad internacional.

No es un asunto menor la obligación de  continuar trabajando para que la igualdad sea algo más que una bella palabra en el centro de nuestra divisa, fundamentalmente por lo que hace a la equiparación de derechos entre hombres y mujeres y para erradicar la lacra de la Violencia de Género que nos golpea cada mes con el asesinato de tantas y tantas mujeres.

La Justicia Social es un mandato constitucional, aunque creo que especialmente debemos esforzarnos para, en la medida de nuestras posibilidades, tratar de erradicar o al menos disminuir la pobreza y sobre todo aquella que afecta a los más desvalidos, las niñas y los niños de nuestro país

Debemos trabajar el próximo año con la vista puesta en las exigencias que para todos nosotros suponen los compromisos, libremente asumidos, que adquirimos en el mismo momento en el que realizamos nuestra promesa de fidelidad a los principios de nuestra Orden, no podemos obviar dicha exigencia ni alegar causa de objeción de conciencia.

Tenemos la obligación moral de hacer que la vida social se mueva por cauces de respeto a las ideas ajenas, siempre y cuando estas se encuadren dentro de los estándares democráticos y de respeto a los principios que informan nuestro ordenamiento. No es cierto que toda idea sea respetable, no caigamos en esa trampa, pues sabemos de sobra que hay ideas que deben ser incluso combatidas so penas de vernos privados de derechos que deben ser respetados por encima de cualquier ideología.

He dicho

Pedro José Vila Santos
Pdte. Federación Española