La Orden Masónica Mixta Internacional “Le Droit Human” es fruto del libre pensamiento de sus fundadores y del ejercicio cotidiano de esta cualidad humana por parte de todos sus miembros. El libre pensamiento nos conduce a la libertad de conciencia y de ella no puede derivarse otro comportamiento que la apuesta por una convivencia sin dogmas. Por ello los tres conceptos, Librepensamiento, Laicismo y Libertad de Conciencia, dibujan un triangulo de vida.
A pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo necesario marcar en el calendario un día para recordar y conmemorar a los hombres y mujeres que, antes que nosotros, abogaron por una separación real entre el Estado y cualquier confesión religiosa. Sigue siendo necesario sembrar la idea de que es, exclusivamente, la libertad individual el único marco aceptable a la hora de delimitar las creencias de los hombres y mujeres de 2014 y, por ello, consideramos innecesario cualquier tratado que regule la relaciones entre el estado y las congregaciones religiosas de cualquier género así como un atentado a toda lógica el sostenimiento de sus cultos.
Coincidimos con Europa Laica en el deseo de que, en las normas colectivas, con las que una sociedad decide gobernarse, no pueden proyectarse las imposiciones morales de ninguna concepción religiosa. Trabajamos y seguiremos trabajando para que el conocimiento se construya desde la racionalidad y no desde una idea parcial de tradición.
Nosotros también queremos un espacio común y público de solidaridad, justicia social y compromiso, frente a la voracidad privatizadora del capitalismo depredador y frente a todas formas de beneficencia y de caridad y reclamamos iniciativas transformadoras que busquen la completa emancipación de la persona y la implantación de los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Este triangulo está grabado en todos nuestros templos. Constituye la base sobre la que se eleva el trabajo iniciático y se proyecta en la solidaridad y en el ejercicio efectivo de los Derechos Humanos.
En estos momentos que vivimos en lo que las oligarquías han declarado la guerra a los derechos humanos destruyendo el consenso social que convirtió Europa en el continente de las libertades, se hace especialmente necesario tomar partido por el Librepensamiento, el Laicismo y la Libertad de conciencia. Es una deuda contraída con los miles de hombre y mujeres que, en una lucha constante contra la explotación, se atrevieron a soñar con un mundo igualitario y construyeron un edificio social en donde la igualdad de oportunidades fuera el motor de la convivencia. Y es una deuda que debemos contraer con quienes nos van a seguir en la cadena de la vida para que la capacidad de soñar nunca sucumba ante los dogmas de los poderosos.
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