Hoy vamos a intentar dar visibilidad a una mujer del Siglo XIX, a través de su libro “Eva en la Humanidad” que es una recopilación de sus artículos y conferencias y que ha publicado la Fundación que lleva su nombre, la Fundación María Deraismes.
Para muchas mujeres masonas, la Masonería nace cuando nace una Orden Mixta, con igualdad plena para los hombres y las mujeres. Eso es en 1893, el 4 de abril de 1893. Fecha en la que se crea “Le Droit Humain, El Derecho Humano por María Deraismes y George Martín.
El jesuita Pedro Lázaro Álvarez ha publicado en 2014 un artículo que dice que junto a “Le Droit Humain” nacieron y por las mismas fechas, otras dos Órdenes Masónicas Mixtas: La Gran Logia de Holanda y Jus Humanorum en Suecia.
Leyendo la obra de María, descubrimos a una mujer:
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Pionera, que rompió el techo de cristal en su tiempo.
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Valiente, haciendo frente a todas las puertas cerradas para las mujeres en el siglo XIX.
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Feminista, defendiendo claramente la Filosofía de la Igualdad y sin escudarse en la necesidad de más Educación para que las mujeres consiguieran estar presentes.
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Culta e Ilustrada, formada en el seno de una familia acomodada y cultivada que no le negó, a ella y a su hermana, ni la Educación ni la Cultura.
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Solidaria y comprometida, ni el egoísmo ni el individualismo marcaron su vida.
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Visible, en tiempos de invisibilidad total.
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Libre, en tiempos de sumisión y docilidad.
Una mujer libre y visible. En 1882, en Le Pecq, en la inauguración de un busto realizado por Paul Lecreux y dedicado a MARIANNE, a la República, María Deraismes tomo la palabra y dijo: “Por una extraña contradicción, esta mujer que representa la Justicia no tiene Justicia; esta mujer que representa la Libertad no disfruta de ella; esta mujer que representa la Ley, la tiene en su contra”.
“Ninguna revolución triunfará si no forma parte de ella, las mujeres”.
“El siglo XVIII se detuvo con el hombre e hizo de él un ciudadano. El siglo XIX llegará hasta la mujer y la proclamará ciudadana” Fue un poco más tarde, pero fue.
“Y para eso hay que sacar a las mujeres de la influencia del catecismo, del SYLLABUS (los 80 puntos de un documento de Pio IX donde se opuso y condenó la libertad de religión y la separación entre la Iglesia y el Estado), de la Monarquía y de la familia tradicional…”
Desde luego, escribimos sobre una mujer libre que peleaba por esa libertad y para todas las mujeres de su época, identificando los grandes retos a hacer frente.
Una mujer pionera y feminista. Una Conferencia suya sobre el Sufragio Universal que pronunció en 1879, (Recordemos que el derecho al voto en Francia se consiguió en 1944, en España en 1931 y que sólo Alemania tuvo el sufragio universal en el siglo XIX, en 1871) decía: “Sufragio Universal no es más que la participación de todos, en la gestión de todo”. “Queremos la extensión y el perfeccionamiento indefinido de cada persona, queremos que cada uno, mediante la Educación, mejore las condiciones de su entorno, logre lo máximo para él mismo y para los demás, que independientes, libres, autónomos, se reúnan, voluntariamente, bajo la Ley de la Solidaridad para cumplir la obra común”. Termina esa conferencia diciendo: “Lo más sabio es, pues, ponerlas en situación de adquirir los conocimientos que, junto con sus dones naturales, les harán capaces de proporcionar un complemento, ya que existe complemento, sin el que la suma de los esfuerzos nacionales sería imperfecta e infecunda. No reconozco a nadie el derecho a obligarme a ser ignorante y víctima. Nuestra liberación queda por hacer y mientras no se haga, el Progreso quedará suspendido”.
En definitiva, una pionera con un discurso que, 50 años después, tuvo que repetir Clara Campoamor en el Parlamento Español en el debate constitucional sobre el derecho al voto pleno de las mujeres. ¿Habría leído Clara a María? Dos masonas comprometidas con las mujeres de su tiempo y de su tierra. Recuerdo que Clara Campoamor perteneció a la Logia de adopción “Reivindicación” del G.O.E. en Madrid y que está por investigar sus contactos con la Masonería en los diferentes países donde vivió su exilio. De esto ya hablaremos otro día.
Una mujer librepensadora, culta e ilustrada. Cuando habla de los Derechos Civiles y de la Razón frente a las religiones, las mitologías y las seudo-ciencias.
“¿Qué es Progreso para nosotras? Es la ampliación de la Libertad, la extensión de la vida. Porque a través de la libertad cada individuo puede realizar su completo desarrollo. La Libertad es la Ley, la condición de nuestro ser. El ser humano está hecho para gobernarse por sí mismo. La mujer no se ha pertenecido, nunca ha tenido la libre disposición de sí misma. Ha sido propiedad del padre, del marido, de la familia, del Estado…hasta se olvidaron de incluirla en la Declaración de los Derechos del Hombre”. (Así declarada antes que hacerlo como Declaración de los Derechos Humanos).
Decía también cosas como: “¿Cómo podemos admitir que la mujer que supera en lo intelectual al hombre sea declarada incapacitada para los actos más ordinarios de la vida civil y social; mientras se les otorga desde hace 20 años, todos los grados universitarios y los diplomas de doctorado en Derecho, Medicina y residencia en hospitales? ¿Por qué son las cosas así? La voluntad sigue sometida a las viejas ideas, los actos a las teorías no científicas y la incoherencia entre lo que pensamos y hacemos es máxima. Estudiando seriamente la Historia, constatamos que todas las crisis que atraviesan las naciones siempre son provocadas por la injusticia y el desequilibrio entre derechos y deberes”. Las cuatro hojas que escribió en 1891 y sirven de prólogo de este libro, merecen ser leídas más de una vez y, con una actualización en la forma de hablar de hoy, son plenamente vigentes.
María Deraismes defendió, como todas las librepensadoras del siglo XVIII, pocas, y del siglo XIX, algunas más, que la Educación era la gran arma de las mujeres y el apoyo a la ciencia empírica, a la ciencia rigurosa otra gran arma para: desbancar mitologías negativas, religiones acusadoras, seudo-ciencias con fisiólogos que hablan de la musculatura y así de la fuerza superior de los hombres o del tamaño mayor del cerebro de los hombres y así de su mayor inteligencia o de filósofos que defienden que en el hombre está la razón y el genio y en la mujer el sentimiento y la seducción; posiciones que la ciencia ha tirado, como no, para atrás. “El poder se ha empeñado en rebajar a la mujer y tan sólo ha logrado rebajarse a sí mismo”.
En un artículo se preguntaba: “¿No deberíamos comparar al servicio militar con la función de la maternidad? El hombre soldado muere menos en las guerras que las mujeres transmitiendo la vida”. Como si estuviéramos a finales del siglo XX.
Una mujer solidaria y comprometida. Siempre pensando en las mujeres de su tiempo y en las del futuro. Dando una gran importancia a las estructuras para enraizar y divulgar el pensamiento ilustrado, republicano, laico y feminista. Por eso creó:
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La Sociedad para la reivindicación de los Derechos de la Mujer, en 1870.
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El periódico “El Republicano” que compró para apoyar a los republicanos en las campañas electorales.
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La Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia de los Derechos Humanos, Le Droit Humain, en 1893.
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El periódico “El Derecho de las Mujeres” que fundó con León Richer en 1869.
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La Asociación para la mejora de las condiciones de las mujeres, en 1874.
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La Liga francesa por el Derecho de las Mujeres, en 1882. Esta Liga tenía un Programa Fundacional con nueve puntos prioritarios en los que trabajar e influir.
Voy a recordarlos para que se vea lo adelantadas que estaban a su tiempo y lo precursoras que fueron:
1.- Identificación completa del hombre y de la mujer desde el punto de vista de la posesión legal y del ejercicio de los derechos civiles, en espera de la posesión legal y el ejercicio de los derechos políticos.
2.- Conservación por la mujer de la plenitud de estos derechos dentro del matrimonio. Nada de subordinación de la esposa al esposo y derecho de la madre igual que el padre.
3.- Restablecimiento del divorcio.
4.- Iniciación progresiva de la mujer a la vida cívica.
5.- La misma moral para ambos sexos.
6.- Abolición de la prostitución regulada por el Estado. Cierre inmediato de todas las casas de libertinaje y supresión de la policía de “buenas costumbres”.
7.- Derecho absoluto a desarrollar su inteligencia por el estudio, a cultivar su razón, a extender el círculo de sus conocimientos, sin otros límites que los resultantes de sus aptitudes y de su voluntad.
8.- Libre acceso a todas las carreras para las que justifique igual nivel que los hombres, mediante exámenes semejantes, y las capacidades y aptitudes necesarias.
9.- Aplicación rigurosa y sin distinción de sexo de la fórmula matemática: a igual producción, igual salario.
¿Qué les parece? Hoy tenemos, aun vigentes, algunas de estas reivindicaciones que se escribieron en 1882, como es el caso de los puntos 5, 6 y 9.
Una mujer masona. El 14 de enero de 1882, en una Tenida en Le Pecq, María Deraismes fue iniciada como masona por los masones de Saine y Oise. Y dijo en esa ocasión: “Gracias hermanos francmasones por vuestra sabiduría y energía, por vencer el prejuicio basado en la ignorancia. La puerta que me habéis abierto no se cerrará jamás para mí y toda una legión que me seguirá…Con la fuerza que somos, la mitad de la Humanidad…Preparáis los materiales de una verdadera democracia…nosotras estamos bien aquí y aquí permaneceremos…Toda verdad tiene su hora, perseveremos en nuestros esfuerzos hasta alcanzarla…”.
Una gran mujer, adelantada a su tiempo, librepensadora, feminista, internacionalista, laica, masona. Un ejemplo para las mujeres de su generación y para las que vivimos un siglo después. Gracias.
Matilde Fernández
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